El exministro Ricardo Hausmann le pidió perdón a Cúcuta
El exministro venezolano de Cordiplan durante el período final del gobierno neoliberal de Carlos Andrés Pérez, Ricardo Hausmann, quien fue señalado por el presidente Nicolás Maduro como responsable de una “guerra financiera” contra Venezuela, le pidió perdón a Cúcuta, tras el cierre de la frontera ordenada por el gobierno venezolano, durante su intervención en agosto de 2015 en un foro organizado por la Cámara de Comercio de la capital del departamento Norte de Santander.
El experto, que dirige un centro de estudios de la Universidad de Harvard, es un operador académico al servicio de los intereses del empresariado comercial-importador y desde 2014 al menos se ha pronunciado a favor de un plan de ajustes apuntalado financieramente por el Fondo Monetario Internacional (FMI), dirigido a mantener las demandas de divisas del sector importadorr local y transnacional.
Hausman dijo, al abrir su exposición, “le pido perdón a Cúcuta por lo que le ha hecho mi país”, en el marco de Expogestion Frontera 2015, un evento de promoción de paradigmas empresariales neoliberales, según lo reseñó el diario La Opinión de la ciudad fronteriza.
El cierre de la frontera en 2015 fue ordenado por el jefe de Estado de Venezuela, Nicolás Maduro, tras un ataque a cuatro efectivos del Ejército, por parte de paramilitares al servicio de contrabandistas.
La línea fronteriza con el Norte de Santander sirve de canal para el cuantioso contrabando de extracción de productos básicos que desde Venezuela son llevados ilegalmente y por caminos irregulares hasta buena parte del territorio colombiano.
Además Cúcuta sirve de asiento a un mecanismo cambiario que artificialmente ha implantado una tasa depreciada para las transacciones con bolívares y que permite financiar y hacer sumamente rentable los negocios de extracción de bienes esenciales.
Son los llamados “cambistas profesionales”, quienes amparados en la Resolución 8 del Banco de la República, pueden realizar operaciones cambiarias sin reportarlas a las autoridades y con la tasa que definen arbitrariamente los operadores del contrabando.
El negocio ha dejado ganancias de tal magnitud que sólo en el año 2013 las empresas de uno solo de estos cambistas, Julio Velez Trillos, obtuvieron utilidades superiores al 3 mil por ciento (3.000 %).
Ese modelo de negocios no sólo ha propiciado el desabastecimiento en Venezuela, sino que adicionalmente ha impuesto una devaluación inducida a la moneda venezolano, ya que sobre esa base se calcula una tasa de cambio con respecto al dólar (el llamado Dolar Today) dirigida a boicotear la economía venezolana y a favorecer a los traficantes de drogas que pueden legitimar sus capitales con una tasa mayor a la real.
Sin embargo, paradójicamente, según la lógica de Hausmann, es Venezuela quien le hace daño a Cúcuta cuando intenta defender legítimamente su soberanía y los intereses nacionales.
Pero su país es la Colombia de Uribe Vélez
En realidad Ricardo Hausmann no puede hablar de Venezuela, porque desde 2008 y por voluntad propia, es ciudadano colombiano juramentado por el entonces presidente colombiano, Alvaro Uribe Vélez.
El acto, realizado el 15 de diciembre de ese año en el Salón Protocolario de la presidencial Casa de Nariño, sirvió para que Hausmann le dijera a Uribe “que es un honor y orgullo recibir la nacionalidad de un país que siente propio”, según la reseña publicada en el portal web de la Presidencia de Colombia.
Por su parte Uribe lo recibió con estas palabras: “Nos sentimos honrados a quien hemos sentido compatriota desde siempre, es muy importante para el país que alguien que quiere a Colombia, que se siente tan cercano a Colombia, tan a la entraña colombiana, de sus kilates intelectuales, de su preocupación por todos los asuntos públicos lleve desde hoy la ciudadanía colombiana”, según la misma crónica.
Los verdaderos intereses de Hausman
Además de su participación en el fallido gobierno de Pérez, entre 1992 y 1993, Ricardo Hausman tuvo una importante participación en el intento de demostrar un fraude en el referendo que pretendió revocar, en agosto de 2004, el mandato del presidente Chávez. Fue la llamada teoría “cisne negro”, que afirma (en lineas generales) que aunque todos los cisnes sean blancos, y no haya pruebas de lo contrario, no quiere decir que no existan los cisnes negros.
Así, en un modelo estadístico matemático, realizado y financiado por la Coordinadora Democrática y Súmate, Hausmann y Roberto Rigobon aseguraban que el no conseguir pruebas de que no hubo fraude en el proceso era, en consecuencia, una prueba irrefutable, aunque no explicable, de que había ocurrido un fraude, según refiere el periodista Andrés Paravisini, en un perfil publicado en el diario Ciudad Ccs.
Hausmann realmente es un reconocido académico de los ThinkTank (tanque de pensamiento en inglés) que promueven el libre mercado como la panacea para los problemas económicos y sociales del “tercer mundo”, como lo son a los ojos de EEUU los países del continente americano, agrega Paravisini.
La defensa de la dolarización de la economía de países poco industrializados, la adopción de políticas para el financiamiento del Fondo Monetario Internacional y otros organismos multilaterales para el control de la economía foránea, entre otros temas, forman parte de las áreas que instrumentaliza este docente, según las investigaciones publicadas en su propia página web, para defender el neoliberalismo como tabla de salvación.
Hausmann, además, es un activo colaborador del Estado de Israel y considera que “América Latina es un complemento natural de Israel” porque es un “importador neto” de bienes y tecnologías en los que Tel Aviv tiene “grandes fortalezas”, como manejo de agua, agricultura, seguridad o informática.
En su lógica, América Latina exporta productos interesantes para Israel, como energía, minerales, metales y productos alimentarios, por lo que “hay una gran complementariedad natural” que ha llevado a que las relaciones económicas sean “de larga data e importantes para ambos lados”.
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